Recientemente se publicó el libro “Virado a sepia. Política y educación en Santa Fe de los años treinta”, de Juan Cruz Giménez (Prohistoria Ediciones, 300 p., noviembre 2021).

En el libro del docente-investigador de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL se propone detener al lector en la disputa entre la cultura política de la democracia progresista y la del antipersonalismo, el sistema educativo fue espacio de interpelación y de disputas por su sentido. En esta perspectiva, las aproximaciones al distrito provincial resultaron previamente tensionadas por una vasta producción académica que permitió recorrer temas, teorías, conceptos, estratégicas metodológicas, periodicidades y problemas.

Dialogando con los trabajos sobre historia de la educación en nación y provincia, los aportes de los estudios sobre las culturas políticas junto con las lecturas vinculadas a la constitución de saberes pedagógicos, expertos y agencias estatales, el objeto de estudio fue indagado en diferentes dimensiones. La provocación es realizar un ejercicio complejo de lecturas atravesadas por una perspectiva decididamente diacrónica que dialoga con diversos nudos problemáticos presentados en la introducción.

Las tres partes que organizan el libro –y sus correspondientes capítulos– ordenaron la escritura, permiten desarrollar un itinerario preciso para dar inteligibilidad a actores e instituciones pedagógicas en tanto experiencias y construcciones intrínsecas al campo de las culturas políticas. Las políticas educativas y las reformas pedagógicas son claramente identificadas como procesos problemáticos; ambas categorías requieren dimensionar y explicar su propia historicidad desde una propuesta de interpretación que excede al campo de las ciencias de la educación. El trabajo se ha sostenido en la constante búsqueda de diálogos posibles entre la historia, la educación y la política.

Si los años treinta confirman la clausura de una etapa caracterizada por el reformismo liberal y las experiencias de ampliación democrática iniciadas a partir de 1912, las preguntas por el reordenamiento de fuerzas políticas luego de 1930 confirman un denominador común: la crisis de legitimidad de origen. Una vez transitados los dos años de la intervención federal a la provincia, el programa uriburista alteró las reglas de competencia electoral y activó revisiones de candidaturas y tradiciones en pugna. Los comicios de 1932 reavivan la ponderación de plataformas políticas y exigen definiciones de corto plazo.

A lo largo del texto se describen los modos y discursos en los que la prensa escrita presentó el debate educativo en la opinión pública. Un ejercicio alentador, que nos aproximó a otra puerta de entrada a las culturas políticas en disputa; la posibilidad de identificar rastros, huellas, discursos, impugnaciones. Se analizan las permanentes construcciones de datos y estadísticas educativas alrededor de un complejo y dinámico fenómeno como es el analfabetismo, así como las voces de los actores que ensayaron explicaciones a modo de balance sobre lo realizado y lo inconcluso en la extensión de la instrucción pública. Resultado de ello, confirmamos que ambas culturas políticas asumieron perspectivas críticas sobre las posibles causas, limitaciones y fracasos en el programa de alfabetización.

Asimismo, el estudio de los debates parlamentarios da cuenta de las tensiones y limitaciones de una frágil legitimidad ya señalada. Para el antipersonalismo las leyes aprobadas con mayoría oficialista durante el período no lograban el consenso necesario para una legitimidad que sustituyera a la de origen.

La perspectiva regional de la investigación aquí presentada confirma una certeza inicial. El sistema educativo –como escenario de construcciones políticas en disputa– resulta un campo fértil para analizar las tensiones propias de la historiografía. Los espacios provinciales en materia educativa han sido consolidados como resultado de historicidades múltiples, por lo que las atribuciones jurisdiccionales para regular las prácticas, actores e instituciones de la educación configuran un objeto de estudio en potente desarrollo. La investigación aquí presentada confirma las expectativas iniciales y deja abierta a futuro la posibilidad de continuar la indagación reflexiva sobre la historia santafesina, así como también incorporar otros espacios a nuestros análisis.

En este ejercicio promovido desde las administraciones de Luciano Molinas, Manuel María de Iriondo y Joaquín Argonz el pasado constituyó el espejo de la historia necesario para hacer inteligibles los programas de reforma o restauración en clave de las lecturas hegemónicas de tiempo presente. Y aquí, el campo educativo, las políticas educativas y las reformas pedagógicas adquirieron relevancia particular.

No se trata de un procedimiento o técnica química fotográfica, el virado a sepia es la invitación a pensar en las apelaciones y lecturas de ese denso pasado en función de la hora presente. Comprender la permanente provocación y tentación por parte de cuadros dirigentes –carentes de legitimidad de origen– en dar sentido y fundamentos a las prácticas políticas. Prácticas que se presentan a ojos del historiador como registros fotográficos en blanco y negro, que pueden (en ocasiones) ser apropiadas por las pretensiones de conservación, reforma, restauración (o variantes en sepia). De esto se trata la obra.