“No hay nadie tan fuerte que pueda hacerlo solo, ni nadie tan débil que no pueda ayudar”. Esta frase, perteneciente al poeta argentino Almafuerte, era repetida una y otra vez por Claudio Horacio Lizárraga. Quizás, a pesar de sus jóvenes 49 años, porque era la síntesis de sus convicciones. O, tal vez, lo fue de su trayectoria. Lo colectivo como bandera y una sonrisa entrañable.

Profesor de Historia, con mucho orgullo y pasión, Claudio Lizárraga tuvo una destacada trayectoria en la Universidad Nacional del Litoral y, muy particularmente, en su querida Facultad de Humanidades y Ciencias (que él conoció cuando era FAFODOC).

Primero fue dirigente estudiantil –llegó a ser presidente de la Federación Universitaria del Litoral (FUL)-, donde, seguramente, comenzó a templar su perfil reformista, basado en el esfuerzo, el análisis crítico y la superación permanente. Así fue forjando su concepción de la Política como herramienta colectiva de transformación social.

Luego llegó la etapa como docente e investigador en el área de los estudios clásicos. Trabajó en las áreas de Mundo Antiguo, Antropología e Historia de la Educación. Fue profesor Adjunto Ordinario en la FHUC y profesor Titular Ordinario en la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre Ríos.

También formó parte de los comités académicos constitutivos de las carreras de Sociología y de Ciencia Política en la UNL. Fue Consejero Directivo y Superior, como representante de diferentes claustros. Integró Jurados y tribunales evaluadores de concursos docentes, de tesis y tesinas, y de proyectos académicos e institucionales.

En la FHUC fue secretario General, vicedecano (2006-2010), y decano por dos periodos consecutivos (2011-2018). Además fue secretario General de la UNL durante el periodo 2008-2009, y Presidente de la Asociación Nacional de Facultades de Humanidades y Educación (ANFHE) por el periodo 2012-2014.

Finalmente, llegó a desempeñarse como vicerrector de la UNL, cargo para el que fue electo por la Asamblea Universitaria, y como secretario de Planeamiento Institucional y Académico de la UNL.

Hoy se cumple un año de su desaparición física, pero para muchos está más presente que nunca. En un aula, en algún pasillo, o invitando (sonriente y amablemente) a ingresar a su despacho. Pero, seguramente, Claudio está presente en el desafío colectivo de seguir construyendo una educación pública de calidad, atenta a los desafíos que se avecinan, con convicción, generosidad y humanidad.