El martes 28 de mayo tuvo lugar la sexta sesión ordinaria de 2019 del Consejo Directivo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL. En este marco, hubo una instancia de homenaje al ex decano de la institución y ex vicerrector de la Universidad, Claudio Lizárraga, quien falleciera días atrás.

La decana de la FHUC, Laura Tarabella, al momento de hablar dijo que "al elegir las palabras recuperó voces, expresiones, sentimientos no sólo míos sino de muchos y muchas que le han escrito a Claudio y a mí". Y comenzó destacando que “tenía la capacidad de llevar adelante, con decisión y prudencia, una gestión institucional siempre comprometida. Y su gesto humano que sabía poner de manifiesto a través de la generosidad y el interés con que apoyaba proyectos e iniciativas, que requerían indispensablemente de su atención y cuidadosa administración”.

Agregó que “compartimos con Claudio una posición genuinamente progresista. Nos caracteriza la  voluntad por mejorar y hacer crecer la universidad pública y hasta un modo de hacer política, abierto, plural, buscando consensos, respetando el disenso.  Claudio siempre estaba abierto a escuchar y promover nuevos proyectos. Siempre intentaba integrar a distintos actores o diversas líneas”.

En tal sentido recordó que “solía decir Claudio que nadie es lo suficientemente fuerte como para hacer todo solo, ni nadie tan débil como para no ayudar.  Continuar transitando el camino de construcción colectiva es una manera justa de reconocerlo”.

Tarabella enfatizó que “nos toca la responsabilidad y el honor de mantener vivo su legado, potenciar sus logros, fortalecer lo construido, delinear y proyectar nuevas acciones, liderar con proyectos alternativos los cambios que signan a los nuevos tiempos. Pero, sobre todo, permitirnos sostener una mirada inconformista”.

“No se ha ido sólo un político con todas las letras, un docente universitario con mayúscula, un referente de la militancia, un compañero de sueños, de luchas, de hermosos momentos compartidos, también de angustias, de vicisitudes, pero de muchas y grandes concreciones. Por sobre todas las cosas se ha ido un amigo”, finalizó.

Referencia

Los consejeros estudiantiles de las tres agrupaciones con representación en el cuerpo, hicieron uso de la palabra. Desde Octógono expresaron “nuestra tristeza por la muerte del Prof. Claudio Lizárraga. Despedimos a una persona con diferencias ideológicas, pero con quien coincidimos en la lucha por la educación pública, gratuita y laica”.

Desde Allende definieron al homenajeado como “un referente en caracterizar el diálogo y consensos como praxis política, al pensar y desarrollar a la FHUC. Compartimos sobre la idea de que el trabajo colectivo puede potenciar la investigación y la extensión, en donde la formación docente es clave para pensar la articulación social. Es así que para nosotros, reconocer los desarrollos institucionales también es un acto político”.

Por su parte, desde Franja Morada señalaron que “Claudio imaginaba una Facultad, y fue parte no sólo de su paso de FaFoDoc a FHUC, sino también se hizo cargo luego, haciéndola crecer aún más. Pero su camino no se agotó allí, sino que buscó plasmar esa “marca FHUC” en la Universidad, y dedicó hasta sus últimos esfuerzos en ello”.

Lo personal, lo político

Federico Agostinelli, consejero No Docente, recordó que “Claudio se presentó ante nosotros como un profesor, pero nosotros lo quisimos como uno más de los nuestros, un compañero con los ideales claros, con valores compartidos, y con la pasión por hacer de su entorno un lugar mejor”.

En el mismo sentido, y en uso especial de la palabra, el ex consejero directivo José María Francia sostuvo que “algunos destacan su sonrisa, su gesto amable permanente. Yo lo recuerdo por su capacidad intelectual, su alocución, como una persona honrada, sincera, y sin dobleces. Claudio fue un buen jefe y un compañero de trabajo a la vez”.

“Pienso en el tiempo y en el espacio, en la historia y la geografía que cada uno construimos”, reflexionó Gustavo Peretti. Y agregó que, “sin duda, el Consejo Directivo, las aulas, el Decanato son los espacios donde Claudio construyó su geografía y deja sus huellas. Son estas marcas las que harán que su legado trascienda su propio tiempo”.

A su turno, Rodrigo Müller lo definió como “una persona que sabía escuchar, incluso al que pensaba distinto, y esa virtud no es muy común. Además, solía tender una mano a quien no conocía. Deja una obra que trasciende su persona”.

Isabel Molinas sostuvo que “todos sabemos de su fascinación por el mundo clásico. Para los griegos, cuando una persona se iba joven, se cumplía esa sentencia del héroe que rápidamente cumple con su cometido y luego nos deja. Siento que Claudio nos deja mucho”.

Gabriel Obradovich leyó una carta de despedida que realizaron desde la carrera y el departamento de Sociología. “Reconocemos a Claudio como un impulsor de las Ciencias Sociales dentro de la UNL y en la región. Disfrutamos de su amistad así como de su empeño, iniciativa y visión institucional. Supo combinar una visión inclusiva, un trato honesto y afectuoso, y una política de "puertas abiertas" para pensar colaborativamente nuevos horizontes”.

A su turno, Germán Prósperi sostuvo que “a Claudio el futuro no le daba miedo, o eso podemos pensar al leer su currículum. Su último gran proyecto fue el nuevo sistema de ingreso a la UNL. Estaba apostando a lo por venir, a lo que no conocemos, a la otredad como posibilidad de sostenimiento de vidas ajenas. Su proyecto fue, sin saberlo, puro futuro”.

La sesión del Consejo Directivo se realizó con la presencia de personas que lo acompañaron a lo largo de sus gestiones en la FHUC, autoridades actuales, de dirección e integrantes de departamentos y centros, estudiantes, docentes y personal administrativo y de servicios generales.