El Consejo Superior de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), presidido por el rector Enrique Mammarella, recordó este jueves al vicerrector y secretario de Planeamiento Institucional y Académico, Claudio Lizárraga. A pocos días de su fallecimiento, ocurrido el pasado lunes 20 de mayo, el rector solicitó a las y los consejeros modificar el orden del día para comenzar la sesión con un minuto de silencio y “un pequeño homenaje al vicerrector, al amigo, al profesor”, al que asistieron estudiantes, colegas docentes, autoridades e integrantes de los equipos de trabajo de los que formó parte. Antes de dar la palabra a los consejeros, Mammarella los invitó a compartir un fragmento de la entrevista que Lizárraga brindó al programa Perfiles de Época, “con una síntesis de algunos conceptos, de los ideales que nos han llevado a trabajar juntos en el planeamiento y el desarrollo de lo que queremos para la Universidad Nacional del Litoral”.

 

Genuinamente progresista

La decana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, Laura Tarabella, compartió un texto que escribió, a partir de mensajes y testimonios que escribieron docentes y compañeros de trabajo de quien fuera decano de esa unidad académica por dos períodos. En su intervención, se refirió a una “vocación por la docencia y compromiso por la educación, capacidad de llevar adelante con decisión y prudencia, una gestión institucional siempre comprometida”. Más adelante se refirió al profundo involucramiento de Claudio Lizárraga en la vida institucional de la universidad pública y del país: “A él le tocó desempeñar -como a muchos de nosotros- un conjunto de tareas muy disímiles, pero no por ello complementarias o que se retroalimentan unas a otras, cada una con sus propias exigencias, atravesando todas al mismo tiempo: elegir ser docente universitario, continuar la formación profesional, la gestión institucional en distintos niveles y la participación política”.

Al recordar algunos momentos compartidos durante más de 25 años, Tarabella mencionó el paso por  la Facultad de Formación Docente en Ciencias (Fafodoc), antecedente de la FHUC: “Fue una escuela de formación en todos sus aspectos: en lo educativo, en lo humano, en un modo de hacer política”. Y retomando palabras de un docente, sostuvo que “compartimos con Claudio y con quienes nos precedieron, una posición genuinamente progresista. Nos caracteriza la voluntad de mejorar y hacer crecer la Universidad pública, y hasta un modo de hacer política: abierta, plural, buscando consensos, respetando el disenso”.

Antes de finalizar, dijo que “nos toca la responsabilidad y el honor de mantener vivo su legado, potenciar sus logros, fortalecer lo construido, delinear y proyectar nuevas acciones, liderar con proyectos alternativos los cambios que signan estos nuevos tiempos, permitirnos sostener una mirada inconformista”.

Referente estudiantil

María Julia Borca y María Eugenia Patrono, consejeras de Franja Morada y del Movimiento Nacional Reformista respectivamente, hablaron en representación del claustro estudiantil. “Despedimos a un referente político, un amigo y sobre todo una persona de grandes convicciones que a muchos nos marcó en el camino de la militancia, que requiere de referentes como él”, dijo Borca antes de leer palabras escritas por su agrupación donde recordaron la llegada de Lizárraga a Santa Fe, a comienzos de la década de 1980, para estudiar y formarse profesionalmente: “Le esperaba algo más grande porque su espíritu inconformista y su anhelo por construir una sociedad más justa, lo hicieron transitar un camino de luchas estudiantiles y las banderas reformistas”.

“Claudio siempre tuvo el diálogo como bandera, la generación de consensos como prioridad”, dijo Patrono. “Fue un profesional muy reconocido de nuestra institución; y un político que respetamos y valoramos, más allá de las diferencias que podríamos tener”.

El amigo

El decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Sergio Cosentino, dijo que “lo que más me impactó cuando lo conocí siendo estudiante, era su luminosa presencia, su compañerismo, su bonhomía, esa brillante inteligencia, su sed de conocimiento y voracidad como lector, su compromiso político. Y atrás de todo eso había un pibe que además trabajaba durante largas horas”.

Ana María Mántica, integrante del cuerpo de profesores titulares del Consejo, lo recordó también como amigo, al que conoció siendo profesora y él estudiante de la Escuela Universitaria de Profesorado, y con el que compartió los ocho años de gestión al frente de la FHUC: “Fue inmensamente feliz con lo que hacía, y así quiero recordarlo, como una persona que hizo lo que deseaba. Era una persona de bien, que amaba a su familia y a sus amigos”.

A su turno, Carlos A. Beltrán dijo: “reconozco que el encuentro con él, cuando era Secretario General de la UNL y yo aspiraba a ser decano de la Facultad de Ciencias Económicas, me enriqueció muchísimo. Nuestro contacto se volvió más fluido en los años que fuimos decanos, donde pudimos trabajar en conjunto, a partir de un diálogo permanente y respeto mutuo”.

La luz que no se extingue

Javier Aga, decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, eligió referirse a la faceta democrática de Lizárraga, al que definió como “un intérprete de los grandes problemas que nuestro país aún no puede resolver”. En esa línea lo recordó como estudiante comprometido con el proceso de normalización de las universidades durante la primavera democrática, a comienzos de la década de 1980; y años después, como militante contra las medidas neoliberales, movilizado “para convencer a la ciudadanía de la importancia de la universidad pública, que tenía que ver sobre todo con una gran necesidad que tenemos todavía hoy de integrar a los grandes sectores excluidos. Esa también era una bandera de su lucha”.

Antes de continuar con el orden del día previsto para la sesión del Consejo Superior, el rector dijo: “Podríamos seguir sumando conceptos sobre Claudio Lizárraga. A lo largo de este tiempo de gestión en la Universidad, compartimos más tiempojuntos que con nuestras familias. Solo me gustaría decir que su legado hoy es una luz más en la Lux Indeficiens de la UNL”.