En 2015 una iniciativa presentada en el Presupuesto Participativo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), apostando a la transformación del espacio común del hall a través de una intervención escultórica que toma del arte contemporáneo una premisa potente, como es la de integrar el arte a la vida cotidiana.

El lunes por la tarde, autoridades universitarias y público en general compartieron la inauguración de los dispositivos escultóricos/visuales “Nautilus” y “Cuerdas flotantes”, que ya están instalados sobre la pared este del hall del edificio, y escucharon por primera vez los sonidos que generan esas enormes estructuras a través de diferentes mecanismos. 

El acto fue encabezado por el rector de la UNL Miguel Irigoyen, el decano de la FHUC, Claudio Lizárraga; y el director del ISM, Damián Rodríguez Kees. También estuvieron el coordinador artístico del proyecto, el artista plástico Abel Monasterolo; los decanos de la FIQ, Enrique Mammarella y de FADU, Carlos Sastre; la directora de Comunicación Institucional de la UNL, Romina Kippes; la directora del Museo Histórico “Marta Samatán”, Stella Scarciófolo; y el integrante del Consejo Social, Roberto Schneider, entre otros.

Apuesta por la educación artística y la cultura

Formalmente, esta iniciativa se plasmó en el proyecto que resultó aprobado durante la edición 2015 del Presupuesto Participativo de la UNL y que se denominó “Intervención plástica/sonora en el espacio arquitectónico del hall del ISM como vínculo entre la Ciencia y Arte en el camino a la Universidad del Centenario”, que propuso intervenir el espacio público que comparten el ISM y las facultades de Humanidades y Ciencias y de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. 

En este sentido se expresó el rector Miguel Irigoyen, valorando la experiencia del Presupuesto Participativo “porque toda la comunidad se puede expresar libremente sobre qué acciones realizar”; y en particular, porque “esta intervención es un espacio de cruce, de hibridaciones entre ciencia, arte, conocimiento, en una apuesta importante”. Asimismo, vinculó este acontecimiento “a un momento muy interesante para la educación artística en nuestra Universidad” recordando que “después de los desmembramientos de fines de la década de 1960 y 1970 en la UNL, del cierre del Instituto de Cinematografía del Litoral, el arte quedó en una situación de debilidad, que comenzamos a revertir desde la recuperación de la democracia”.

“Hoy podemos exhibir muchas acciones concretas y espacios fortalecidos, no solo desde la Secretaría de Cultura y sus dependencias, sino desde este Instituto Superior de Música con su nuevo edificio, las asignaturas electivas, las carreras de Diseño, las Licenciaturas en Arte y Teatro”, entre otros ejemplos mencionados por el rector. “Esta intervención, en este espacio, no solo es producto de una iniciativa de UNL; sino que es particularmente el espacio de un grupo de creativos, que han propuesto para este ámbito un significado nuevo, que seguramente va a marcar la historia del Instituto Superior de Música”, finalizó Irigoyen. 

Un hall que suena

El director del Instituto brindó precisiones acerca del proyecto partiendo de conceptos como el del compositor norteamericano John Cage, quien afirmó a mediados del siglo XX que “música es sonido alrededor nuestro, dentro o fuera de las salas de concierto”. Así, recordó que los primeros esbozos comenzaron a plantearse en 2014 en encuentros con el escultor y docente Fabricio Fernandino (Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil), personal de la FADU y artistas locales, donde “pensamos cómo darle identidad a una intervención en este espacio, integrando las artes visuales, la música, la ciencia, indagando también en la historia y la arquitectura”.

Así, fueron diseñando los dos dispositivos, en un proceso que partió de conceptos claves y sortearía los desafíos de materializar y emplazar las estructuras, por lo que se sumaron al equipo físicos, herreros y arquitectos, entre otros. En ese sentido, Rodríguez Kees explicó cómo se llegó a idear “Nautilus”, formada por 16 estructuras tubulares y un pequeño martillo que se acciona electrónicamente: “le dimos a cada uno de los tubos que componen ese gran caracol una lógica que tiene que ver con una serie de armónicas que desarrolló Pitágoras”. Y agregó en relación al segundo conjunto denominado “Cuerdas flotantes”, que está compuesto por siete tubos que representan no solo los sonidos de la escala diatónica sino que también, al estar suspendidos, remiten a la Teoría de las Cuerdas: “Este conjunto representa además el viaje del sonido en el tiempo y el espacio porque los sonidos se emiten desde el exterior del edificio y llegan al hall del Instituto, después de recorrer 12 metros”.

Finalmente señaló que “por lo que investigamos esta sería la primera escultura sonora con estas características, en un edificio público del país. Hay otras esculturas sonoras que funcionan por percusión, acción del viento o el agua, que están al aire libre y funcionan de manera aleatoria”; enfatizando que “Nautilus” y “Cuerdas flotantes” pueden accionarse simultáneamente, incorporando instrumentos en vivo, “por lo que el hall podrá transformarse en un gran espacio escultórico, sonoro, de conciertos, un espacio para compartir”.