A principios de 2016 Gustavo Peretti y Mariano Varisco, docentes del Departamento de Geografía de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL, estuvieron durante una semana realizando un análisis demográfico en las Islas Malvinas.

La experiencia forma parte del proyecto de investigación “Redes sociales y migraciones. El rol de las redes sociales en la constitución de los flujos  migratorios de población no británica, especialmente chilena y argentina hacia Malvinas”,  seleccionado y financiado en el marco del Programa “Malvinas en la Universidad”, impulsado por la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación, conjuntamente con el Ministerio de Educación de la Nación a través de la Subsecretaría de Gestión y Coordinación de Políticas Universitarias.

El grupo de trabajo está conformado, además, por  Laura Tarabella, Mariela Demarchi, Martín Seval, Néstor Javier Gómez y Adrián Carbonetti. Estos últimos dos integrantes tienen previsto viajar en marzo a las islas, a continuar con la investigación.

Lento crecimiento poblacional

Según explicó el Prof. Gustavo Peretti, “la población total del archipiélago arrojó para el Censo 2012 la exigua cifra de 2840 habitantes. A partir del primer recuento estadístico poblacional, realizado en el año 1851, se pueden establecen cuatro períodos con ritmos de crecimiento de la población diferencial. Durante las dos primeras décadas (1851-1871) se registra el mayor dinamismo con una tasa anual de crecimiento demográfico cercana al 5%. Las tres décadas siguientes (1871-1901), si bien se produce una disminución, las tasas continúan siendo elevadas, llegando al 2,9%. Pero los 85 años siguientes (1901-1986), se produce un estancamiento demográfico, ya que en 1986 se registra la misma cantidad de habitantes que en 1901. En el último período (1986-2012), acontece un nuevo incremento poblacional, aunque a un ritmo bajo, del 1.4% anual”.

Desigual distribución

“La escasa población que habita el archipiélago de las Islas Malvinas se caracteriza por su cosmopolitismo, ya que se encuentra integrada por ciudadanos de 60 nacionalidades. El 75% de esta población se concentra en la localidad de Puerto Stanley, ubicándose el resto en la base militar Mount Pleasant (en pequeños caseríos que no superan los 50 habitantes), y de manera diseminada casi de manera exclusiva en dos grandes islas: Soledad y Gran Malvina” señaló el investigador, quien agregó que “la población dispersa se localiza mayormente en los cascos de estancia, ubicados casi en exclusividad frente al mar, debido a que el transporte de la lana se debe realizar por vía marítima, pues no existen caminos interiores”.

Migraciones

De los primeros resultados de la investigación se destaca que el proceso demográfico de las Malvinas es muy particular. “Las migraciones revisten un rol destacado, de modo que poco influyen la natalidad y la mortalidad, ya que se trata de una población donde cobra importancia los desplazamientos entre las Islas y Gran Bretaña”, indicó Peretti. “Existe una regulación del ingreso y radicación de las personas en las islas, que está íntimamente ligada a la demanda de puestos de trabajos. Toda persona que ingresa a las Islas lo puede hacer en la categoría turista o bien a través de un contrato de trabajo. En este sentido, hay población que reside por seis meses, para dedicarse a la actividad pesquera o de la construcción. Los contratos de aproximadamente dos años se orientan fundamentalmente al sector servicios”, afirmó el docente de FHUC.

Envejecer

Según comentó Peretti, “la composición de la población presenta las características regresivas, ya que los segmentos etarios correspondientes a la base son angostos, con un ensanchamiento en la cima. Por otra parte, se produce entre los 40 y 50 años una diferencia numérica a favor de los varones. Si se compara la pirámide poblacional del 2012 con la del 1991, se observa que la población durante dicho lapso evidenció un claro proceso de envejecimiento, el cual se puede atribuir tanto a una reducción de la fecundidad como a un aumento en la esperanza de vida. Estos dos procesos impactan en la estructura poblacional, produciendo una merma de los jóvenes (que pasaron de representar el 20,1% en 1991 a solo el 16,2 % en el 2012), como así también un incremento del índice de envejecimiento, que pasó del 44,7% al 66%”.