En una conferencia de divulgación científica, Darío Sztajnszrajber, filósofo, ensayista, profesor y gran impulsor de esta temática en los medios, contó que cuando era adolescente decidió estudiar Filosofía porque esa carrera planteaba preguntas fundamentales del ser humano. “¿A quién no le atrae la cuestión del ser o la nada? Es lo que todos sentimos a esa edad”. Algo parecido llevó a Violeta Cervera Novo a las aulas de la UBA y más tarde a seguir un doctorado en la Facultad de Humanidades y Ciencias (FHUC) con mención en Filosofía, que se dicta en la UNL.

“Mi interés por la filosofía se manifestó desde temprano. Desde muy chica me embarcaba en la lectura de toda clase de libros, en especial los mitos griegos. De adolescente era, como es normal, un poco melancólica, pensaba en encontrar el porqué de una existencia que a veces me parecía inútil. Luego, ya en la facultad, gracias a un profesor comencé a interesarme por la recepción de Aristóteles durante el medioevo, y por la historia de la transmisión de estos textos en Occidente, que es compleja y apasionante”.

Ese interés la llevó a realizar una estancia de dos años en la Université Laval, en Quebéc, y más tarde, a completar sus estudios doctorales en Santa Fe, analizando la recepción de la filosofía aristotélica en el medioevo, particularmente a través del estudio de un manuscrito escrito en el siglo XIII. “No hay nada más lindo que trabajar con los propios manuscritos, con textos que son muy poco leídos y que gracias al trabajo de edición y del análisis filosófico posterior, pueden ser más estudiados y reconocidos”.

Cadena de mentores

La vocación de Violeta por la filosofía se fue puliendo gracias a la ayuda de varios profesores que la orientaron en diferentes momentos de su carrera. Cuando realizaba su tesis de licenciatura en la UBA, Francisco Bertelloni se convirtió en su primer mentor y la ayudó a ingresar al mundo de la Etica Nicomáquea.

Una vez que egresó y con la intención de seguir estudiando el tema, el profesor Bertelloni la puso en contacto Valeria Buffon, antigua alumna suya y docente en la Facultad de Humanidades de la UNL para continuar estudios de posgrado. “La profesora Buffon era la directora ideal: trabajaba también con los tratados éticos del siglo XIII, y tenía conocimientos de paleografía latina y crítica textual, indispensables para seguir avanzando, puesto que el estudio de los comentarios medievales a la Ética exigía el estudio de textos no editados, que sólo son accesibles para quién es capaz de leer los manuscritos medievales de manera directa”.

Junto a Buffon, Violeta se inició en el arte de la lectura de manuscritos. Pero al no conseguir una beca para financiar sus estudios decidió tomar otra oportunidad y viajó a Canadá a estudiar con quien había sido director de tesis de su propia directora. “El profesor Claude Lafleur de la Université Laval, en Quebec, buscaba alguien para trabajar en la edición de “Lectura Abrincensis in Ethicam veterem”, un comentario sobre la Ética de Aristóteles escrito alrededor del año 1230”. Con una beca y la posibilidad de ser profesora asistente de Lafleur, Violeta avanzó en sus investigaciones.

Dos años después surgió la posibilidad de volver a la Argentina e ingresar en el doctorado de la FHUC.  “Mi directora me convenció contándome lo bueno que era el ambiente de trabajo y lo bien que se trabajaba”, dijo. “También fue decisivo que la UNL se mostrara tan abierta a las experiencias internacionales y aceptara la co-tutela”.

Un área con mucho por hacer

En la FHUC Violeta continúa trabajando en el proyecto de investigación que comenzó en Canadá y sigue analizando el manuscrito. “La idea es editar ese texto para hacerlo accesible a otros especialistas, ya que está disponible sólo en una fuente manuscrita del siglo XIII, conservada en una biblioteca francesa. Yo trabajo a partir de fotos de este manuscrito y el objetivo es ofrecer una traducción en lengua moderna para hacer la lectura accesible a un público más amplio. Por supuesto también espero hacer un análisis filosófico de ese texto y de otros textos contemporáneos, prestando especial atención al uso que este autor hace de las obras aristotélicas de las que disponía, especialmente de aquellas que no menciona explícitamente pero que utiliza todo el tiempo, como las Categorías y el resto de los tratados lógicos, y los comentarios a estas obras escritos por otros autores, antiguos, tardo antiguos o medievales”.

Aunque suena una tarea muy ardua, Violeta se muestra sumamente ilusionada. “La filosofía medieval no es como muchos piensan un área de estudios agotada, queda mucho por hacer, y todo lo que se haga puede cambiar muchas ideas recibidas de la historiografía tradicional”, destaca.

Con respecto al doctorado en la FHUC, la estudiante destaca que la experiencia está siendo sumamente positiva y remarca la importancia de que la UNL apoye iniciativas académicas como cursos doctorales y un coloquio internacional que está proyectado para el futuro. “El doctorado es una experiencia muy interesante y enriquecedora, que le recomendaría a cualquiera que tenga la posibilidad de hacerlo”, concluye.