“Buena parte de los cuentos que se cuentan en los textos que siguen tienen que ver con tropiezos, con rechazos, con idas y vueltas, con resistencias institucionales y también, muy especialmente, con «cosas que salen mal»; esas que nos enseñan a incluirlas como parte de lo posible de un plan de acción y no como su accidente o su desvío. Enseñanza que ayuda a afrontar sin desánimo ni resignación los avatares incluidos en los armados colectivos destinados a otros. Se sabe: son ellos quienes deciden. Y en esa decisión se incluye que nos puedan decir «no».”
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