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  • LAS CAÑAS

    Departamento Garay


    Departamento: Garay

    Autor: Manuel José Lirio Solís.
    L.E.: 6.243.971
    -Paraje Las Cañas, 15 de Junio de 2014-
    Santa fe, Argentina.

    Paraje Las Cañas:
    Una historia que vale la pena recordar de nuestro hoy despoblado Paraje Las Cañas.
    Quiero redactar esta historia mencionando a personas que llevo grabadas en mi memoria, gente con “visión de futuro”, como los llamaba mi padre, Manuel Florentino Solís, icono y referente de la zona; personas que forjaron la historia de el lugar que me vio nacer, crecer, reír, llorar, ser feliz junto a mi familia y por sobre todas las cosas vivir!
    El Paraje Las Cañas esta ubicado 126 kilómetros al Norte de la ciudad de Santa Fe (distancia tomada por ruta N° 1 y posterior ruta N° 61), pertenece al departamento Garay, cuya capital es Helvecia. Coordenadas GPS: -31,013343; -60,274678
    Según varios pobladores consultados el nombre de Paraje “Las Cañas” fue otorgado por los dueños de un establecimiento pecuario ubicado a la vera del Arroyo Saladillo el cual tenia una plantación de Caña Veral cercano a sus edificaciones, este lugar pertenecía a una Familia de la cuidad de Campana, Provincia de Buenos Aires.-
    Corría el año 1930, y en la mente de Ricardo Vigo se comenzaba a gestar la idea de construir un camino que favorezca la comunicación vial entre Helvecia y la ciudad de San justo (anteriormente realizada mediante carretas).
    Tras numerosas reuniones del personal abocado a la causa y con el objetivo de lograr el trazado más afín a la topografía, decidieron que el punto de partida seria el paraje El Laurel, 14.5 kilómetros al Norte de la cabecera del departamento Garay.
    Fue allí donde se comenzó a realizar las labores, dirigiéndose la obra en sentido Este-Oeste, con palas buey, tractores y motoconformadoras “champion” de la época entre otras herramientas, a cargo de los empleados de Vialidad Provincial Fulgencio Loza, Nemesio Fernández, Víctor Ocampo, Ramón Luna, Ovidio Nichea, Humberto Trutali, Chiro Bertona, Guris Gómez, don Esquivel y don Radaelli, personal que además estuvo a cargo del mantenimiento del camino mediante “maquinaria tracción a sangre”, que quedaría en el olvido tras la llegada de nuevas motoniveladoras que sustituirían esa función.
    Ya en el año 1938 aproximadamente se comenzó a elevar un puente de madera de Quebracho sobre el Arroyo Saladillo Dulce y Arrollo Saladillo Amargo (Limite Geográfico Natural entre el departamento San Justo y Garay) obra que se terminaba concretando en el año 1940.
    La continuación del camino en sentido al distrito Nare y San Justo quedaría a cargo de las directrices del departamento que lleva el mismo nombre.
    Como era esperado, el camino, hoy denominado Ruta Provincial N° 61, trajo esperanza y el mismo se convirtió en fiel testigo de épocas que tal vez jamás regresen, años de auge regional por el crecimiento de la ganadería y sus derivados, familias que progresivamente poblaban la zona fueron prueba de ello, símbolos inolvidables como el transporte de pasajeros “El Pájaro Azul” prestando servicio todos los días de la semana, excepto los días de lluvia, entre la ciudad de Santa Fe y San Javier e intermedias como Las Cañas, Nare, Videla, Emilia, Llambi Campbell, Gdor. Candioti. En sentido Santa Fe a San Javier alcanzaba el Paraje Las Cañas puntualmente a las 09:00 am. y en dirección opuesta pasaba a las 11:00 am.
    Así fue como un día llego al lugar un señor llamado Federico Martín Tschopp de San Carlos Centro, departamento Las Colonias-Santa Fe, y compro 1350 hectáreas con el interés de explotar su campo y dar trabajo a gente del lugar y algunas familias que con el trajo. “Don Federico”, como se lo conocía, edifico con sus propias manos su casa, luego puso un “almacén de ramos generales”, comestibles, tienda, carnicería (carne de oveja) y hasta contaba con elementos de primeros auxilios y remedios que eran recetados por “Don Goyo Álvarez” (curandero de fama muy conocida). Los comestibles eran traídos la mayoría de las veces por un tal Pérez de su pueblo natal y al regreso éste se llevaba leña y carbón (producido en dicha estancia). Además, Don Federico tenia como medio de movilidad un “Ford T” con llantas de rayos de madera (modelo 1928) que utilizaba para atravesar los Arroyos Saladillo Dulce y Amargo en zonas muy poco profundas mientras estaba en construcción el puente de madera de Quebracho, Vehiculo que también servia para trasladar algún enfermo del lugar.
    A medida que el tiempo pasaba, naturalmente las familias fueron aumentando en cuanto a integrantes y fue una tarde de verano, mientras los obreros saboreaban una cerveza en el despacho del almacén, que don Ramón Luna (empleado de vialidad ya con varios hijos) planteo a Federico la creación de una Escuela.
    De esta manera, tras las gestiones correspondientes, se consiguió el número 606, Don Federico dono una casa de su establecimiento y puso al frente un maestro de su pueblo (San Carlos Centro) de apellido Lucheci y se empezó a dar clases; al mismo tiempo se formo una cooperadora con los padres de los alumnos para darles de comer contando con Fidencia de Lencina a cargo de la cocina y años mas tarde a cargo de María Orellano de Gilbert.
    Aproximadamente en el año 1950 Don Federico dono un terreno donde se levanto una
    Escuela con todas las comodidades (edifico que aun existe), junto a ella se alzo una Comisaría donde desde el año 1974 a 1983 en el mismo local funciono una sala de primeros auxilios a cargo en ese entonces de Alberto Castro.
    En esta dependencia Policial estuvieron varios hombres a cargo, sin movilidad, sin comunicación, etc., a quienes se les agradece los servicios prestados a la Institución, tan sacrificada en esas épocas donde en caso de haber alguna persona detenida se la tenía que trasladar a caballo hasta la Jefatura de Helvecia.
    Gracias a la escuela varios tuvimos la posibilidad de recibir el 6° grado (de aquella época) y algunos decidieron continuar el estudio en el nivel secundario; de los principales allegados a don Federico recuerdo a Juan Jedruchow, su hermana María Janina Jedruchow de Blazkow, la inolvidable maestra de nuestros hijos, sus padres Elsa Ceballos, Raúl Mario Ajeno, recordar a Silvestrini, Victoria Domingo Paganini y su señora Elsa Faisal, Raquel Ardisana, Celso Ismael Sonzogni, y su señora María Cristina Vicentel excelentes educadores; otros la señora Chervas de Elías, Nelly Beryero, Amanda Berli, Doly Ayala de Enria y la ultima maestra Margarita de Romanesi.
    Quiero nombrar también a Miguel Blazkow y al personal no docente del comedor escolar: Fidencia de Lencina, Lidia Ríos, Eulalia Cejas, Vita Macedo, Dora Ponce, Daidamia Luna de Ponce, Lucrecia Irma Fernández de Cristaldo, Analía Marcela Nichea, de Sonzogni.
    También tuvimos estafeta postal código N° 3046 primero a cargo de Tete Tschopp, Aurelia Cristaldo y finalmente Mirta Luna de Nichea, que deja de ejercer en el año 1983 cuando la ultima reciente paso al correo de Helvecia.
    Quiero recordar aquí las carnicerías que tuvimos de Don Isidro Macedo, “El Hacha” de Faustino Vilches, Alejandro Rivero y la ultima de Mario Salomón, en el domicilio de Don Federico.
    Los “Boliches” de la zona: Almacén “La Confianza” de Julio Meliton Bravo, “Acopio de Frutos del País” de Ruma Bravo, Despacho de bebidas de Juan Radaelli, “El Nuevo Destino” de Doña Fita, “La Guampa” de Raúl Lastre, el del Señor Delbo y el de Ñato Ramos ambos despachos de Bebidas, “Almacen y Acopios de Frutos del País” de “Orfelina Ríos de Ponce” y por ultimo el almacen de Mirta Chávez de Oliver.
    Familiares que recuerdo vivieron en el Paraje Las Cañas: Solís, Maidana, José Sesaruk, Negro Ponce, Angélica Ríos de Gauna, Tschopp, Gorosito, Bravo, Arroyo, Robledo, Zarate, Barco, Cristaldo, Nichea, Luna, Ponce, Aguiar, Macedo, Bode, Oliver, Nieto, Bonafé, Suárez, Chelini, Trutalli, Bustos, Lensina, Ayala, Alconohel, Yaviero, Marchi, Blazkow, Kumarniaci, Jedruchow, Ariaran, Rivero, Fernández, Radaelli, Alvarez, Molina, Gómez, Camargo, Cuenya, Galván, Ríos, Lastres, Sartin, Vílchez, entre otros.
    Y así llegaron tiempos en los que los lugareños se vieron perjudicados por las numerosas inundaciones (año 1946, 1951, 1959, 1966 y 1983; anteriormente inundaciones en los años 1905, 1912 y 1929) causas principales del el éxodo de muchas familias hacia otros lugares en busca de una mejor situación.
    Finalmente, para terminar esta historia yo le pregunto -amigo lector- :
    ¿Quién no conoció a DON FEDERICO; a DON LIRIO EL COMISARIO?
    ¿Quién no conoce EL PUENTE DE LAS CAÑAS? –Buen Pesquero!!!
    ¿Quién no conoce EL ESTERO DE BODE? –Buen cruce de Patos!!!
    Y la Famosa Pista “ALTO ALEGRE”, de Don Ruma Bravo!!!


    https://www.facebook.com/823290937774329/posts/823293881107368/


    La siguiente historia data del año 1905 y tiene tintes de tragedia...
    La gran creciente del Río Paraná y San Javier en aquel año amenazaba con anegar a todo el litoral santafesino, y al no contar nuestras costas con defensas aptas para evitar el desborde del río, el riesgo a perderlo todo era mayor.
    Transcurría otra siesta otoñal y, según relatos de mi abuela Rosa Agaberta Bravo nacida el 23 de abril de 1884, fue el momento en su padre (mi Bisabuelo) Don Narciso Bravo decidió abandonar los campos comunales de la actual Helvecia donde estaban asentados de momento, junto con otros paisanos de la zona en dirección a zonas mas altas, mas precisamente en dirección al distrito Nare, llevando consigo carros, unas pocas pilchas y aproximadamente unos 800 vacunos mediante arreo por entre los montes que se interponían, solo teniendo como referencia un viejo camino de carretas (el que hoy en día todavía se puede apreciar).
    Esa misma tarde llegaban al Arroyo Saladillo y por decisión unánime se elevaría campamento cerca de una tapera en la margen “Este” del mismo para descansar, hacer un recuento de animales, comer un asado de una vaquilla que habían carneado allí, reponer energías y continuar con la ardua tarea de atravesar el río con todos los animales y pertenencias durante la mañana del siguiente día.
    Lo que nadie sospechaba era que haber tomado la decisión de NO atravesar el río esa tarde tendría consecuencias casi fatales!
    Apenas antes de que todos se dispusieran a dormir, un ruido extraño que se hacia mas y mas intenso los exalto y acabo con la tranquilidad de la noche. Era el claro indicio que algo no estaba bien.
    Después de largos minutos de incertidumbre algunos cobraron valor eh intentaron averiguar que sucedía, unos subieron a los árboles para ver mas lejos y otros se internaron en el monte.
    Lo que vieron los sorprendió…
    Se trataba de una especie de niebla de color blanco de casi 1 metro de altura que venia cubriéndolo todo. Era una gran columna de agua que se desplazaba a gran velocidad y con fuerza arrancaba arbustos, arrastraba ramas, animales, todo lo que encontraba a su paso!
    Ante semejante situación y al verse desbordados, sin opciones ni posibilidades de escapar, debieron abandonar todas las pertenencias y hacienda que transportaban (ahogándose todos los animales) debiendo trepar a lo alto de los árboles cercanos para salvar sus propias vidas porque el nivel del agua casi llegaba a los 2 metros, quedando así librados a la suerte de Dios.
    El tiempo se hizo inmenso, ya no era sostenible sobrevivir tantos días en esa condición, con el poco cobijo que les brindaban las únicas prendas que pudieron recuperar y ya sin comida, entre animales muertos arrastrados por el agua que había formado un desierto tan grande que no se veían límites terrestres en el horizonte.
    Pero la tarde del 13 de junio y con un gran viento sur, todo cambio. A lo lejos observaron una embarcación que se desplazaba a vela y gracias al llanto y los gritos desesperados de auxilio pudo avistarlos y rescatar.
    Se trataba de la familia Peñalva que venían desde Villa Hernandarias (provincia de Entre Ríos) buscando a sus padres los cuales se encontraban ahí y rescato a todos con lo poco que contaban, navegando finalmente con rumbo a Colonia Helvecia.
    En su camino encontraron un viejo algarrobo con varios ponchos colgados, seguramente de algún paisano que se vio sorprendido por semejante fenómeno y olvido todas sus prendas en el lugar, que fue llamado como el “Algarrobo de Los ponchos” (todavía existe hoy en día en el campo de Don Miguel Blazkow, cercano al limite con el campo de Carlos Trutalli.
    Mis Tatarabuelos y Abuelos lo habían perdido “casi todo”.
    Pero por que “casi todo”? Porque Don Narciso Bravo (padre de Rosa Agaberta) exactamente antes de aventurarse en el traslado de los animales había vendido varias cabezas, con el fin de disminuir el número de animales para hacer menos dificultoso el arreo y gracias a ello obtuvo una suma de dinero que le resultaría imprescindible para recomenzar su vida.
    Mi tatarabuelo, Narciso Bravo, un hombre de mucha Fe y gran emprendedor, de pequeño fue traído como esclavo a la zona de Cayasta y Helvecia procedente de Ojo de Agua, provincia de Santiago del Estero, y por ello (por ser esclavo) es que no contaba siquiera con un mínimo papel o documento que acredite su edad exacta, mucho menos identidad (que ya de adulto obtendría), solo su existencia física.
    Se calcula que al momento de su muerte, el 17 de julio de 1934, tenía más de 100 años de vida.
    Así fue que gracias al dinero de la venta de los animales previo a la trágica experiencia pudo comprar un terreno que utilizo para hacer su casa con la familia y unos pocos animales, aumentando años mas tarde a 400 hectáreas y un nutrido plantel de Bovinos, Equinos y Ovinos que serian repartidos entre sus hijos después de fallecer.
    Otro gran recuerdo de un Biznieto que conoció su historia.
    Autor: Manuel José Lirio Solís.
    https://www.facebook.com/823290937774329/posts/823293881107368/






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