alt text





GUSTAVO COCHET

(Rosario, 1894- Funes, 1979)

Su padre era un inmigrante francés, docente de escuela primaria rural en parajes entre Esperanza y San Jerónimo Norte (provincia de Santa Fe). Su madre era argentina, y su abuela indígena. Sus primeros años transcurrieron en el campo, adonde cursó la escuela primaria. Su padre fue trasladado a la cercana Carlos Pellegrini y luego a Maciel (ambos en la provincia de Santa Fe). En este último pueblo, Cochet comienza a trabajar como aprendiz de telegrafista. En 1912 deja su casa paterna y se muda a Rosario, para estudiar dibujo y pintura. Allí trabaja como telegrafista en el correo. Estudia con el pintor César Caggiano. A los 20 años viaja a Buenos Aires donde conoce a Thibon de Libian y a Walter de Navazio (a quienes posteriormente reconocería como sus primeros maestros. En 1915, viaja a Europa. En Barcelona instala su estudio. Trabaja en diversos oficios, se emplea en el taller de restauración de Joseph Dalmau, marchante de la Galería de Arte de Barcelona, que presentaba exposiciones de vanguardia. Expusieron allí Pablo Picasso, Joan Miró, Joaquín Torres García e Isidro Nonell. En 1921 se traslada a París, donde tiene que cumplir el servicio militar por ser hijo de francés. Continúa trabajando como restaurador y conoce a Torres García.

En 1931, estando en Rosario, publicó Diario de un pintor. Regresa a la Argentina y en Rosario publica su Diario de un pintor, libro de 40 xilografías cuya segunda edición fue realizada en España, en 1934. Allí concretó una serie de grabados que tituló Caprichos, en homenaje a Francisco de Goya. En 1934 retorna a Barcelona, durante el gobierno de la Segunda República, y trabaja activamente en la Confederación Nacional del Trabajo (C.N.T.), perteneciente a la Federación Anarquista Ibérica (F.A.I). Realiza ilustraciones para los periódicos Tiempos Nuevos y Tierra y Libertad. En ellos escribe artículos sobre arte y vanguardias, el papel del arte en una sociedad libre. Anti-franquista y participante en la Guerra Civil española, con la caída de la República, debe exiliarse en Francia, siendo repatriado a la Argentina en 1939. Llega a Santa Fe en 1940 casi al mismo tiempo de López Claro, Planas Casas y Fernández Navarro. Trabaja como profesor en la recientemente creada Escuela Mantovani. Además de pintor y grabador es escritor, con varios libros publicados, entre ellos Entre el llano y la sierra, un libro sobre Honoré Daumier y El Grabado, historia y técnica. Sus obras se encuentran en museos locales, de Rosario y de Buenos Aires.