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Hospital Italiano de Santa Fe y las Colonias

La gran comunidad de italianos radicados en la región justifica la sede de un Consulado en la ciudad capital. Es precisamente el Vice-Cónsul, el Dr. Carlo Nagar, quien en el año 1889 propone erigir un hospital de la comunidad italiana en la ciudad que cubriría, además, las necesidades de los pobladores de las colonias colindantes.

El 19 de febrero de ese año se realiza la primera reunión y se dictan los reglamentos, constituyéndose la Comisión Directiva. La Municipalidad de la Ciudad de Santa Fe en mayo de 1890, siendo intendente el Dr. Juan Arzeno, dona a la comunidad italiana los terrenos en los cuales se levantaría el edificio.Y gracias al permanente apoyo del gobierno de la provincia de Santa Fe que por recomendación del propio gobernador, Dr. Juan M. Cafferata vislumbró la importancia que revestía la creación de una institución de estas características.

La Comisión Edilicia fue integrada por seis miembros titulares, los señores: Ing. Benedetto Ghiglione, Ing. Cesare Della Beffa, Angelo Tettamanti, Carlo Mai, Luigi Bonazzola y Guiseppe Forte; siendo su presidente el Sr. Abogado Cavaliere Carlo Nagar, Vice-cónsul.

El 21 de julio de 1890 comienzan los trabajos de edificación. El edificio original fue construido por el Ingeniero Benedetto Ghiglione, quien siendo Ingeniero Municipal, en 1889 es encomendado para buscar un terreno en las afueras de la ciudad, amplio y asoleado, respetando las condiciones de ventilación y asoleamiento según las normativas y los idearios sanitaristas de fines del siglo XIX.

La piedra fundamental se coloca en 1890, y contará con una capacidad de 60 camas que podían extenderse hasta 100 a fin de cubrir las necesidades de la vasta zona de influencia de las colonias. El 18 de diciembre de 1892 queda inaugurado el Hospital Italiano de Santa Fe y Colonias. Es partir de 1892 que comienzan a construirse los pabellones de acuerdo al proyecto original del Ing. Benedetto Ghiglione y a partir del 1900 se incorporan pabellones individuales, convocándose al Ingeniero Arturo Lomello, también miembro de la comunidad italiana e Ingeniero Municipal en la ciudad de Santa Fe, quien comienza la construcción y la proyección del pabellón San Martin que se culmina en 1908.

En 1928 es convocado el Arquitecto Pablo Tenerani para una nueva reforma y ampliación del hospital, ampliándose el frente y agregándose en el área central un piso más. Se transforma la fachada inicialmente de un austero lenguaje neo-renacentista muy propio de la época. En la reforma y ampliación realizada entre los años 1936 y 1938, el hospital llega a tener la fachada actual.

En cada una de las etapas constructivas y de ampliación participaron constructores italianos. Los Bertuzzi en la primera etapa, en el proyecto del año ‘28 del Arq. Tenerani, es director de obra el arquitecto Juan Mai, hijo de uno de los fundadores del Hospital Italiano, quien será el arquitecto proyectista de la reforma del 36.

La mayoría de los obreros y albañiles, fueron precisamente de origen italiano porque eran los que conocían ampliamente como llevarlo adelante, como construir.

Según afirma la Prof. Claudia Montoro en la entrevista, el edificio, a pesar del abandono y los avatares, desde el punto de vista arquitectónico no ha perdido su importancia. La fachada que data de 1938 se conserva, y a pesar de que las últimas intervenciones no fueron muy felices, se reconoce como un edificio que merece ser preservado, no soló por el valor arquitectónico sino por la rica historia de haber sido el primer hospital construido para tal fin en la ciudad de Santa Fe. El que, perteneciendo inclusive a la comunidad italiana, fue realmente construido por toda una colectividad, por donaciones de todas las asociaciones Italianas, de Sociedades de Socorros Mutuos, ''Operai'', etc. Se recibieron donaciones de todas las colonias, hasta de Paraná. E incluso algunas se disolvieron para poder brindar sus bienes, a fin de que se pudiera contar con fondos para la construcción del edificio del Hospital Italiano. ''Entonces, el valor patrimonial no sólo se lo otorga la arquitectura, su lenguaje arquitectónico, o la calidad constructiva, sino también las condiciones que dieron lugar y el valor que le dio toda una comunidad''.



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